Cuando llega a las manos un cristal o una piedra, es muy importante lavarlas y
purificarlas para eliminar cualquier tipo de negatividad que puedan haber adquirido. Este procedimiento se puede realizar de diferentes maneras: situando las piedras bajo un chorro de agua corriente (si es una fuente natural mejor) visualizando como la negatividad abandona la piedra; enterrándola varios días en sal marina; llevándolas al mar y envueltas en una red para sostenerlas.
Son todas estupendas formas de limpiar y purificar las piedras. No se puede usar la sal con el ámbar, las esmeraldas, el lapislázuli, el ópalo, la malaquita y las turquesas. La selenita no puede sumergirse mucho tiempo en agua, puesto que al tratarse de una sal puede llegar a disolverse.
Carga y cuidados de los cristales y piedras
Para cargar-recargar los cuarzos y piedras existen también diferentes maneras
dependiendo de su composición. Los cuarzos deben ser expuestos directamente a la luz del Sol con frecuencia siempre que se pueda. La amatista y el cuarzo rosa se pueden poner al Sol pero poco tiempo pues pierden su color. Las turmalinas gustan de sitios oscuros y resguardados. Hay piedras de carácter lunar que se verán beneficiadas si son expuestas a la luz de la Luna en período creciente y en Luna llena. Estas piedras son el cuarzo blanco, la selenita, la amatista, la esmeralda y la piedra de Luna. Hay que mantener el entorno de las piedras limpio, con velas, incienso y flores frescas siempre que sea posible.
Si una piedra o cristal se rompe o pierde totalmente su poder curativo debido a un
exceso de trabajo, no deben despreciarse jamás. Enterrándolas en un jardín, o en macetas, no solo ayudaran a las plantas sino que, con el tiempo, pueden ir recuperando su fuerza. Lo podemos hacer también tirándolas al mar; sobre todo donde haya acantilados. Se purificarán, se renovarán y el mar las pulirá. Quizás un día la encuentre alguien y comenzará de nuevo su beneficiosa labor.
El sonido de la campana, por su posición suspendida, se halla simbólicamente en ese espacio místico de comunicación entre el cielo y la tierra; sus ondas sonoras tienen un significado esotérico de purificación y creación; exponiendo el cristal a las vibraciones del sonido de una campana podemos descontaminarla del campo de energía que tenga y recargarla positivamente. También el sonido de un cuenco o un gong tibetano tiene el mismo efecto que el sonido de la campana.
La esencia de las flores de Bach, son un remedio floral también útil en la limpieza y purificación de cristales. Basta con añadir unas gotas de dicha esencia en el agua del recipiente donde se surmergen las piedras. Es aconsejable dejar el recipiente con los cristales expuesto a la luz de la luna durante tres noches.
Los cristales más personales y los destinados a prácticas terapéuticas cuyo objetivo es favorecer y armonizar los chakras, o bien crear campos de energía que favorezcan la meditación y la relajación, deben preservarse de emisiones ambientales contaminantes una vez limpios y recargados. Lo más recomendable es guardarlos en cajas de materiales naturales (madera, piedra o cerámica) o en bolsitas de tela de fibras naturales (seda, algodón, lino, etc.), que no generen corrientes electroestáticas nocivas.
El poder vivificador de las geodas, no tienen propiamente virtudes curativas, pero su uso es muy recomendable para reponer la energía perdida de los cristales que hayan sido usados en una aplicación terapéutica. Los cristales deben colocarse dentro de la cavidad, donde permanecerán durante dos o tres días.
Las geodas de mayor poder son las de cuarzo hialino y las de amatista. Se puede acentuar la acción regeneradora de la geoda, exponiéndola al soly rodearla de cuatro cristales de cuarzo hialino o de amatista de una sola punta, la base de cada cristal debe estar orientada hacia uno de los cuatro puntos cardinales y todas las puntas deben señalar hacia la geoda.
purificarlas para eliminar cualquier tipo de negatividad que puedan haber adquirido. Este procedimiento se puede realizar de diferentes maneras: situando las piedras bajo un chorro de agua corriente (si es una fuente natural mejor) visualizando como la negatividad abandona la piedra; enterrándola varios días en sal marina; llevándolas al mar y envueltas en una red para sostenerlas.
Son todas estupendas formas de limpiar y purificar las piedras. No se puede usar la sal con el ámbar, las esmeraldas, el lapislázuli, el ópalo, la malaquita y las turquesas. La selenita no puede sumergirse mucho tiempo en agua, puesto que al tratarse de una sal puede llegar a disolverse.
Carga y cuidados de los cristales y piedras
Para cargar-recargar los cuarzos y piedras existen también diferentes maneras
dependiendo de su composición. Los cuarzos deben ser expuestos directamente a la luz del Sol con frecuencia siempre que se pueda. La amatista y el cuarzo rosa se pueden poner al Sol pero poco tiempo pues pierden su color. Las turmalinas gustan de sitios oscuros y resguardados. Hay piedras de carácter lunar que se verán beneficiadas si son expuestas a la luz de la Luna en período creciente y en Luna llena. Estas piedras son el cuarzo blanco, la selenita, la amatista, la esmeralda y la piedra de Luna. Hay que mantener el entorno de las piedras limpio, con velas, incienso y flores frescas siempre que sea posible.
Si una piedra o cristal se rompe o pierde totalmente su poder curativo debido a un
exceso de trabajo, no deben despreciarse jamás. Enterrándolas en un jardín, o en macetas, no solo ayudaran a las plantas sino que, con el tiempo, pueden ir recuperando su fuerza. Lo podemos hacer también tirándolas al mar; sobre todo donde haya acantilados. Se purificarán, se renovarán y el mar las pulirá. Quizás un día la encuentre alguien y comenzará de nuevo su beneficiosa labor.
El sonido de la campana, por su posición suspendida, se halla simbólicamente en ese espacio místico de comunicación entre el cielo y la tierra; sus ondas sonoras tienen un significado esotérico de purificación y creación; exponiendo el cristal a las vibraciones del sonido de una campana podemos descontaminarla del campo de energía que tenga y recargarla positivamente. También el sonido de un cuenco o un gong tibetano tiene el mismo efecto que el sonido de la campana.
La esencia de las flores de Bach, son un remedio floral también útil en la limpieza y purificación de cristales. Basta con añadir unas gotas de dicha esencia en el agua del recipiente donde se surmergen las piedras. Es aconsejable dejar el recipiente con los cristales expuesto a la luz de la luna durante tres noches.
Los cristales más personales y los destinados a prácticas terapéuticas cuyo objetivo es favorecer y armonizar los chakras, o bien crear campos de energía que favorezcan la meditación y la relajación, deben preservarse de emisiones ambientales contaminantes una vez limpios y recargados. Lo más recomendable es guardarlos en cajas de materiales naturales (madera, piedra o cerámica) o en bolsitas de tela de fibras naturales (seda, algodón, lino, etc.), que no generen corrientes electroestáticas nocivas.
El poder vivificador de las geodas, no tienen propiamente virtudes curativas, pero su uso es muy recomendable para reponer la energía perdida de los cristales que hayan sido usados en una aplicación terapéutica. Los cristales deben colocarse dentro de la cavidad, donde permanecerán durante dos o tres días.
Las geodas de mayor poder son las de cuarzo hialino y las de amatista. Se puede acentuar la acción regeneradora de la geoda, exponiéndola al soly rodearla de cuatro cristales de cuarzo hialino o de amatista de una sola punta, la base de cada cristal debe estar orientada hacia uno de los cuatro puntos cardinales y todas las puntas deben señalar hacia la geoda.